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UC - Críticas

País: USA.

Año: 2014.

Duración: 127 min.

Género: Acción.

 

Dirección: Patrick Hughes.

Guion: Katrin Benedikt, Sylvester Stallone y Creighton Rothenberger.

Producción: Avi Lerner, Danny Lerner, Kevin King Templeton, John Thompson y Les Weldon.

Música: Brian Tyler.

Fotografía: Peter Menzies Jr.

Montaje: Sean Albertson y Paul Harb.

Diseño de producción: Daniel T. Dorrance.

Vestuario: Lizz Wolf.

Distribuidora: Universal Pictures International Spain.

 

Estreno en España: 14 Agosto 2014.

Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.

Interpretación: Sylvester Stallone (Barney Ross), Jason Statham (Lee Christmas), Arnold Schwarzenegger (Trench), Harrison Ford (Drummer), Mel Gibson (Conrad Stonebanks), Randy Couture (Toll Road), Antonio Banderas (Galgo), Terry Crews (Caesar), Jet Li (Yin Yang), Wesley Snipes (Doc), Dolph Lundgren (Gunner), Glen Powell (Thorn), Kellan Lutz (Smilee), Ronda Rousey (Luna), Victor Ortiz (Mars).

 

EL DESGASTE DEL ACTION MAN ANALÓGICO


Tercera entrega de la saga creada por Sylvester Stallone con el fin de invocar el resurgimiento del fénix de sus cenizas y que, al menos hasta ahora, había contado con el beneplácito de un público deseoso de ver al action hero de los noventa en modo analógico y frunciendo el ceño sin más pretensiones que el divertimento plano. En su tercer intento se nota ya que la premisa flaquea y que incluso la autoparodia de “los viejos roqueros nunca mueren” empieza a desgastarse.




SINOPSIS: Barney (Sylvester Stallone) y su grupo de mercenarios se verán envueltos en una misión sin saber que su enemigo es un antiguo compañero y cofundador del grupo, el despiadado Stonebanks (Mel Gibson), que les colocará a todos al borde de la muerte. Para no poner de nuevo en peligro a su equipo habitual, Barney contratará a un elenco de jóvenes promesas para hacer frente a su antiguo amigo, pero no tardará en darse cuenta de que los métodos de siempre son los que mejor funcionan.


 

Tras pasarse la década de los 2000 en el ostracismo cinematográfico, el (olvidado) nominado al Oscar Sylvester Stallone, el Rocky de Philadelphia y el Rambo del Vietnam encontró en 2010 la fórmula para reencontrarse con un público que echaba de menos esas películas, carne de videoforum de sofá, que hacían héroes de postín usando un molde maniqueo y un par de recursos interpretativos. La fórmula llegó a su paroxismo con la secuela de ‘Los mercenarios’ (Simon West, 2012) donde ya la autoparodia juega un papel fundamental para no caer en los errores del pasado y evitar tomarse a uno demasiado en serio. Recuperado y a gusto haciendo lo que mejor sabe hacer, era inevitable (e incluso deseable) que el bueno de Sly continuara en esta línea.



Y lo más curioso es que al alcanzar tercera parta, ‘Los mercenarios 3’ adolece de esa eterna maldición de la trilogía  noventera en la que algo falla en la saga, con los personajes, con el desarrollo, con el espíritu burlón que se adueña de todo. Bien lo sabe Mel Gibson (desperdiciado villano de turno en esta entrega) si revisara su ‘Arma Letal 3’ (Richard Donner, 1992) y viera que nuestro Antonio Banderas tiene aquí un papel similar al de Joe Pesci en aquella (que horror). Ni siquiera un Wesley Snipes dispuesto a la purificación por inmolación es utilizado sabiamente. Ni un Schwarzenegger que pasa de turista, ni el gran Harrison Ford hacen huella. Y al final, la táctica de utilizar sabia nueva y joven (que debería haberse prohibido el propio Stallone en su código deontológico) no hace si no jugar en contra de los mercenarios y los ponen al borde de un precipicio que les debería resultar demasiado familiar.




UC (Manu Cabrera).

TRAILER